Ayhesa


Ayhesa

Misterioso individuo de la familia Lemuridae, se cree que fósil viviente, discutiéndose su papel como eslabón perdido. Creen los zoólogos, a falta de la caza y disección de un individuo, que es un linaje relacionado con el género Eulemur, por el supuesto parecido formal a Eulemur rubriventer y Eulemur coronatus, si bien la diferencia de tamaño, puesto que Protoeulemur Ayhesa (prov. Ser. Cam. Ed.) mide unos pocos centímetros más que un chimpancé hembra adulto. Discreto, excepto durante la època de celo, en que su aterrador barrunto ha dado lugar a numerosas leyendas indígenas, y de costumbres arborícolas, se sabe que construye nidos en las sombras del cuarto o quinto estrato arboreo, buscando tranquilidad lejos de la vista de cualquier depredador. En este sentido, es preciso destacar un extraño fenómeno de mutualismo con individuos de Profelis aurata, con los que comparte nido y comidas, bien ratoncillos, serpientes, carroñas, gusanos y coleópteros, macacos enanos, e incluso se ha encontrado calaveras y tibias humanas en nidos abandonados, hecho que ha originado más leyendas locales. En este sentido debe referirse los estudios preliminares de Lidwik M. y Evans W. sobre sus egagrópilas como fuente para determinar la peligrosidad.

Segun la descripcion de Walter Evans, que, mientras parloteavan desenfrenadamente, consiguió acercarse a unos veinte metros de un grupo antes que le lanzaran toda clase de objetos y huyeran aullando, el Protoeulemur Ayhesa (prov. Ser. Cam. Ed.) es como se ha descrito previamente, destacando que, ciertamente no tiene pulgar oponible. También referir la mata de pelo oscuro ligeramente hacia atrás, que se discute si con significado para el apareamiento, o a causa del viento en los estratos altos de la selva, o quizás por dormir boca arriba cuando por las tardes caen las tormentas tropicales. Se espera con anhelo en todo el ámbito científico los resultados de la expedición en curso del doctor J. Kaufmann, para conocer más de este protolemur gigante, en especial si es vector portador de la rabia, y si su piel resiste las balas para elefante, como dicen los nativos.

Motleycrue


Motleycrue


Pequeño saltamontes ocelado que brinca alegremente por los foros y lanza alaridos que recuerdan vagamente la música heavy. Se considera especialmente bien dotada para este tipo de canto, pero esta creencia es diariamente refutada por la tozuda realidad, con el inconveniente añadido de que causa frecuentes dolores de cabeza a los que se ven obligados a escucharla. Recientes investigaciones de campo han revelado que tiene su hábitat en pozos diminutos pero de considerable profundidad, donde almacena palomitas de maíz.

Sus características biológicas más destacadas son unas pronunciadas mandíbulas, que han llevado a algunos a suponerla emparentada con las langostas bíblicas, y, más importante, haberse quedado anclada, sin saberlo, en un temprano estadio de crecimiento. Esto motiva que sea especialmente cargante tratar con ella, pues, como es sabido, en la fase larva los ortópteros aún no saben distinguir la sinceridad de la impertinencia, y lleva aparejada la propensión a coger rabietas cuando alguien le lleva la contraria. Por ello, se hace preciso con urgencia un maestro que guíe a la pequeña saltamontes en el arte de la educación para la ciudadanía y la madurez.

Últimamente, se ha refugiado en el foro reservado a los BCeros más jóvenes, donde se siente muy a gusto, pues cree que está rodeada de adultos. Tan sólo realiza salidas esporádicas para dejar constancia de algún pensamiento acorde a su nivel intelectual. Lamentablemente, debido a una alterada percepción de sus propios méritos (vid. referencia a la música heavy), supone que son el colmo de la originalidad y la gracia, lo que le dificulta progresar adecuadamente en su aprendizaje. En sus intervenciones en el foro, gusta de utilizar el método quote/quote/quote/quote… generando mensajes de una longitud que ha merecido mención en el Guiness de los records. Los científicos no se ponen de acuerdo sobre si esto se debe a motivos estéticos o a simple afán de llamar la atención. Esta última tesis se ve abonada por el hecho de que, si no lo consigue, se desencadena la reacción “rabieta” característica del especimen propia de su especie, lo, por desgracia, le hace retroceder varios estadios en su aprendizaje zen.

Caracol-Osvaldo


Caracol-Osvaldo

Pequeño herbívoro ungulado que habita frondas y quejigares umbríos aislados entre las zonas esteparias después del último periodo glacial. Su filum está relacionado con un ancestro común al de las omnivoras cabras blancas y las míticas yeguas lacetanas que en tiempos arcaicos eran fecundadas por el Océano y parían sólo hembras. De aquí que los caracoles-osvaldo tiendan a ser únicamente hembras, con los problemas inherentes a esta situación. Es un animal dado al desorden y la recolección de toda clase basurillas, que regurgita y come con posterioridad. A pesar de vivir aisladamente, su natural es gregario y por ello no duda en desplazarse grandes distancias por las estepas, al amparo del crepúsculo, hasta otros valles y frondas, donde se citan varias individuas de su especie, que permanecen mugiendo y parloteando durante toda la noche, hasta el alba, en que cada ejemplar regresa a su propio vergel, arrastrando bamboleante el peso de las ingentes cantidades de forraje que consume durante el parloteo desenfrenado.

De tendencia espantadiza, su pelaje pardo-morado se eriza ante la intuición de un peligro, al que se enfrenta con un deje fanfarrón que logra a base de balidos guturales y la emitisión de silbidos y ronquidos estridentes. Sin embargo, curiosamente, cuando se encuentra ante la presencia misma del cazador se queda inmóvil en un acto reflejo de supervivencia que le salvaría de su destino como guiso con patatas, si no fuera por su curiosidad innata, que le hace mover ojos, orejas, mofletes y boca nerviosamente. Esta gesticulación ha sido la causa que no pocos individuos de su especie hayan acabado en la barriga de depredadores varios. Asimismo sus testas colgarían en mayor número en las mansiones de los Lords ingleses si no fuera porque, al morir, el rigor mortis lleva al caracol-osvaldo a quedarse con el último gesto efectuado, quizás un ojo cerrado y el otro muy abiero, la boca algo torcida, la lengua medio saliendo.
 
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